domingo, 23 de noviembre de 2008

"I just post to say I love you




Me pregunto si Stevie Wonder hubiera escrito “I just call to say I love you” si en lugar de sólo poder llamar a su pérfida antagonista, hubiera podido “postear” un comentario en cualquier red social con las que contamos hoy en día en Internet. Es triste como la tecnología en términos de comunicación se ha tergiversado de tal manera qué, en lugar se acercarnos nos aleja (la intención es buena, pero siempre nos las arreglamos para torcer los conceptos).

“Hola, sólo pase a dejarte un abrazo” “Que desaparecido andas, te extraño” y mi favorita “ Gracias por el add, estamos en contacto” son sólo algunas de las frases más socorridas en este árido mundo cibernético con las qué damos calor a una sociedad qué teme verse a los ojos, expresar de viva voz la emoción insustituible qué implica un apretón de manos, una abrazo, una mirada o un “Hola” con una voz que se quiebra o cargada de emoción por la sorpresa del encuentro. En el fondo no los culpo, nos hemos dejado seducir por la amante perfecta, la computadora nos ofrece todo; sexo, entretenimiento, amigos, comodidad, comida hasta la puerta y si eres hábil te aseguraste de colocar a esta maravilla cerca del baño, que dicho sea de paso no se queja de los ruidos que emanan de él.

“Todo tiempo pasado fue mejor” rezaba mi abuela, pero no sería yo si no la hago bailar en su tumba al debatir su refrán; amo la computadora, los gadgets (por más que mi economía me permita adquirirlos únicamente cuando ya han caducado) y todo cuanto tenga la tecnología que ofrecer, sin embargo no he llegado al extremo de tener una relación virtual con el mundo que me rodea. Aún cuando puedo bajar una cantidad obscena de libros de Internet, no cambio el romance en el qué me envuelve un libro (quizá por eso no aprendí nunca a leer por párrafo). La manera tan sutil con que el olor del papel me remite a mi niñez, cuando entonces recibía mis libros al principio del curso, el primer impulso era olerlos y darles una rápida ojeada mientras el salón entero los guardaba en sus mochilas.

El escribir este blog puede parecer una contradicción, pues al hacerlo quiero que la gente lo lea y lo disfrute, pero igualmente lo escribo sólo como una referencia de mi trabajo, al final del día me gustaría que salgan a buscar un libro o publicación en la que yo hubiese participado, para compartir este romance, es decir:

De los 500 amigos que tienes en hi5, facebook, tagget, metroflog o cualquier red de la que seas miembro (no viril), quizá sólo la mitad te han dejado mensajes para invitarte a ver su página, otra tercera parte, no sabes quienes son por que aceptaste la invitación para aumentar tus visitas o porque la foto qué representaba su página era de alguien con buenas tetas o linda cara. A la tercera parte restante los conoces, pero contrario a lo que pensabas, los mensajes de estos contactos son directamente proporcional a los días, semanas o meses que no los has visto y es ahí donde la puerca torció el rabo con el romance; al igual que con los libros, la redes sociales lejos de cumplir con el objetivo de acercar a la gente han fracasado, y no es que dichas páginas sean las culpables, sino qué nosotros hemos perdido el affaire con el contacto humano, con la sinergia en que nuestros interlocutores nos envuelven al recrear este acto de saludar a alguien a la antigüita. Como sea mientras escribía ésta reflexión tarareaba la rola y creo que aunque se hubiera llamado “I just post to say I love you” la habría comprado.

Israel Junahan

23/11/08

1 comentario:

Unknown dijo...

Difiero un poco mi verde (por reptil) amigo: en el transitar constante entre el cibermundo y la jugosa realidad costeña (aunque en tu caso, pintoresca realidad capitalina), se llevan a cabo encuentros y uno que otro baile.

El problema podría radicar en los 500 amigos aceptados con los que tal vez nunca platicaste. Quédate con unos cuantos y verás cuán romántica puede ser la vida en internet jijiji... saludos.